lunes, 21 de septiembre de 2009

Lo que sólo la Universidad puede dar.

Hacía tiempo que la Universidad no acaparaba tantas noticias en los medios de comunicación como en este curso que terminamos. El motivo ha sido la reacción al Plan Bolonia de reforma de nuestro sistema universitario. Esta coyuntura ha provocado una interesante reflexión: la conveniencia de que la Universidad se adapte a las demandas de la sociedad. El enfoque que se dé a esta cuestión va a depender de cómo se entienda la misión propia de la Universidad; es decir, de si sabemos identificar cuál es el papel específico e intransferible que únicamente la institución universitaria puede desempeñar en la sociedad. Sólo así podremos realmente evaluar si una reforma mejora aquello que se dispone a cambiar.
Parece que una corriente influyente ve a la Universidad como una habilitación para el mundo laboral. Desde esta perspectiva, es lógico que se potencien la adquisición de conocimientos y de habilidades que sirvan al mercado de trabajo. Sin embargo, este planteamiento de la misión de la Universidad parece que olvida algo que los buenos profesionales tienen muy presente: que nunca se deja de estudiar.
No estoy diciendo que la preparación técnica no sea necesaria, pero sí que pienso que la Universidad está para algo más. El valor añadido que la educación superior puede proporcionar es, a mi modo de ver, el cultivo de una formación intelectual. Esta no consiste propiamente en ser erudito o en ser capaz de resolver problemas cada vez más difíciles. Consiste, más bien, en saber pensar, en saber ejercitar el intelecto, que es distinto de almacenar cosas en la memoria o de aplicar el método correcto.
Cualquier actividad intelectual gira fundamentalmente en torno a dos puntos: saber hacerse las preguntas pertinentes, y saber dar una respuesta consistente a esas preguntas. Muchas veces da la impresión de que las preguntas importantes para un universitario tienen que ver con las salidas profesionales de unos determinados estudios. Sin embargo, hay preguntas que se incuban en el interior de la persona, y que son más determinantes para la propia vida: ¿Cómo he de tratar a los amigos? ¿Quién es la persona con la que quiero formar mi futura familia? ¿Vale la pena arriesgarse por algo? ¿Hasta qué punto me compensa decir las cosas sin aparentar? ¿Son iguales todas las formas de divertirse el fin de semana? ¿Qué hace que algo sea efímero?
Precisamente durante los años de Universidad una persona se plantea este tipo de preguntas de un modo más candente. Se trata de un periodo decisivo, pues resulta inminente la salida a la vida profesional y social. Para estas cuestiones decisivas no sirve cualquier respuesta. Hay muchas posibles, pero algunas de ellas son más verdaderas que otras.
En esta búsqueda, la razón opera de un modo específico, distinto al que proporciona evidencias científicas. La ciencia es, de por sí, metodológica, esto es, ofrece métodos eficaces para verificar una hipótesis planteada. Pero este modo de funcionamiento sirve poco para las decisiones que hay que tomar. La vida no es un laboratorio, puesto que no es posible hacer experimentos. La vida es más bien un proyecto que hay que realizar. Para ese proyecto, la razón aprende de las experiencias compartidas, y a ella le corresponde comparar y apreciar los comportamientos más dignos. De ahí que se hagan más necesarias durante la época universitaria las disciplinas humanísticas, como son la literatura o la historia.
No obstante, estos conocimientos no son suficientes para avanzar en el camino de la vida con paso seguro. Tienen que ir de la mano de un ambiente que propicie esa búsqueda de la verdad. Es muy difícil avanzar en soledad por este camino porque fácilmente uno puede engañarse. Buscar la verdad es una tarea solidaria, que se hace acompañado de otro. En este sentido, resulta paradigmático el ejemplo de Sócrates, quien dialogaba para ayudar a sus interlocutores a detectar por sí mismos los planteamientos contradictorios que sostenían.
La misión de la Universidad puede sintetizarse en dos palabras: convivencia culta. En la medida en que proporcione un ambiente que facilite a los jóvenes estudiantes poder plantearse las grandes preguntas sobre el sentido de la vida y buscar las respuestas más verdaderas, la Universidad prestará un servicio que difícilmente puede realizar otra institución. Esto es debido a que la formación intelectual es algo más amplio que la formación académica o el aprendizaje de habilidades. Implica saber ejercer la inteligencia. En efecto, la inteligencia se ejercita cuando resolvemos ecuaciones o cuando invertimos en Bolsa, pero fundamentalmente tenemos inteligencia para dirigir nuestra vida.
A veces da la impresión de que el sistema educativo quiere equipar a los jóvenes con un cronómetro bien preciso. Parece que hay que saber hacer cosas útiles; y cuanto más útil sea aquello y menos tiempo requiera, mejor. Los jóvenes ya tienen suficientes cronómetros: más bien nos están pidiendo una brújula. La formación intelectual que se siembre en esta convivencia culta contribuirá a que cada universitario sea capaz de orientarse en el camino de su vida. No se trata tanto de saber hacer muchas cosas, sino más bien de discernir qué cosas vale la pena hacer.
El sistema universitario proporciona titulados al mercado laboral. Sin duda, es algo que viene bien para las empresas. Pero además de preparar buenos profesionales, la Universidad puede hacer algo más por aquellos ciudadanos que se encuentran en sus aulas, en atención a las necesidades sociales. Y es que la sociedad sobre todo demanda personas inteligentes que sepan dirigir su vida, para que así sean después competentes para dirigir la sociedad.

Tomás Baviera Puig
Director del Colegio Mayor Universitario de La Alameda, Valencia
Fuente: conoze.com

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Metodología para adquirir ciencia.

Puesto que solicitaste de mí, en Cristo mi muy querido Juan, de qué modo conviene avanzar en la adquisición del tesoro de la ciencia, tal consejo te doy a ti: que elijas entrar por los riachos hasta el mar y no inmediatamente en el mar, ya que conviene avanzar desde las cosas más fáciles hacia las más difíciles.
Esto es por lo tanto mi advertencia y tu instrucción: ordeno que tú seas lento en el hablar y que accedas lentamente al púlpito; ama la pureza de conciencia, no dejes de dedicarte a la oración, elige frecuentemente tu cuarto si quieres ser introducido a la celda de la sabiduría.
Muéstrate amable con todos; nada busques profundamente sobre los hechos de los otros; a nadie te muestres muy familiar, puesto que la excesiva familiaridad engendra el menosprecio y proporciona el pretexto para no estudiar. En cuanto a las palabras y hechos de los demás, de ningún modo te entrometas. Huye principalmente de los discursos. No dejes de imitar las huellas de los santos y de los buenos.
No tengas en cuenta a quien escuchas, sino aquello que de bueno se diga confíalo a la memoria. Haz que entiendas aquello que lees, certificándote sobre lo dudoso; y todo lo que hayas podido entender, procúrate guardarlo en el armario de tu mente, como deseoso te preocupas de llenar tu vaso.
No te propongas cosas más altas: siguiendo las huellas de aquel que sembró y produjo flores y frutos útiles en la viña del Señor, mientas tuvo a la vida de compañera. Si has seguido esto podrás llegar a aquello que aspiras.

Santo Tomás de Aquino

Obispo denuncia "persecución religiosa solapada" en campaña anti-crucifijo

TARAZONA, 15 Sep. 09 / 08:34 pm (ACI)


Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Tarazona (España)

El Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández, salió al paso de quienes promueven el retiro de los crucifijos de los espacios públicos y advirtió que estas campañas ven a Dios como un estorbo, forman parte de la "persecución religiosa solapada" que afecta a España y confunden el concepto de estado laico, porque pretenden hacer de éste un país ateo.

Con ocasión de la fiesta de la Santa Cruz que la Iglesia celebra esta semana, el Obispo difundió una carta pastoral en la que advierte que "cuando se quiere quitar de la plaza pública a Dios, cuando se quiere prescindir de Dios, como si Dios fuera un estorbo, cuando se quiere arrancar del corazón de nuestros niños y jóvenes a Jesucristo, se quita el crucifijo de la escuela, de los hospitales, de todo ámbito de la vida pública".

Asimismo, respondió a "quienes pretenden quitar el crucifijo argumentan con razones de laicidad" y explicó que "esa laicidad, que tiene que suprimir a Dios para afirmarse a sí misma, es una laicidad sin futuro, es una laicidad que no hace bien al hombre. Es una laicidad que tiene que arrasar toda una historia, unas costumbres, una cultura, que es cristiana en sus raíces y en sus expresiones".

"Que el Estado es laico quiere decir que oficialmente no confiesa ninguna religión, pero al mismo tiempo favorece la religión de sus ciudadanos, porque considera la religión como un bien para el hombre, para los ciudadanos a los que sirve. Pero cuando suprime todo signo religioso, adopta una postura directa de ataque a lo religioso, que contradice la sana laicidad", aclaró.

En este sentido, señaló que "un Estado verdaderamente laico respeta las creencias y convicciones de sus ciudadanos, las favorece y las apoya siempre, porque la religión es una dimensión fundamental de la persona. Cuando, por el contrario, ataca las convicciones religiosas de sus ciudadanos (sean los que sean), deja de ser un Estado laico para convertirse en un Estado confesionalmente ateo. Porque sólo a los ateos les molesta Dios y los signos religiosos".

Mons. Fernández consideró que "en España, nos encontramos con una situación de verdadera persecución religiosa solapada, con este y con otros muchos hechos concretos. Es una persecución que recorta la libertad religiosa, particularmente la libertad de los católicos, porque a otras religiones quizá no se atrevan a perseguirlas por lo que pueda pasar. Se está gestando la nueva ley de libertad religiosa. A ver por dónde sale, pero, con estos preámbulos, nos tememos lo peor, sobre todo en el ámbito de la objeción de conciencia".

Tras destacar los elocuentes testimonios "de católicos coherentes, que respetando todas las leyes, plantan cara a esta persecución solapada, y tienen una eficacia insospechada", pidió a los creyentes seguir estos ejemplos.

"Quizá necesitamos que nos pinchen para reaccionar positivamente. Toma un crucifijo en tus manos, cuélgalo en tu pecho, llévalo siempre contigo. La señal del cristiano es la santa Cruz. Teniendo a Jesucristo, lo tienes todo. No te avergüences nunca de ser discípulo suyo. Con su ayuda y su evangelio, y sólo así, podrás mejorarte a ti mismo y podrás construir un mundo mejor", concluyó.

Ni gobiernos ni parlamentos pueden definir a la familia, dice Obispo

HUESCA, 15 Sep. 09 / 08:24 am (ACI)
Mons. Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos, en la Misa en Torreciudad

El Arzobispo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, presidió la Eucaristía por la 20º Jornada Mariana de la Familia en el Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad, en la provincia de Huesca, en la que recordó a los participantes que a la familia "Dios la hizo una institución natural", por lo que "no son los gobiernos ni los parlamentos los que tienen que decir qué es la familia".

El evento congregó cerca de 15 mil fieles de España, Francia, Polonia e Italia, quienes expresaron su devoción a la Virgen por medio de flores, frutos, cerámicas, fotografías, vino, productos del mar, camisetas y placas.

En su homilía, el Prelado llamó a las familias a redescubrir cada día "ese tesoro del cual eres depositario. Dios te ha bendecido con esos amores: con tu mujer, con tu marido, con tus hijos".

"Así, la familia será verdaderamente el santuario de la vida, será la garantía de que toda criatura que procede de esa entrega en fidelidad matrimonial, estará resguardada por la cuna más fuerte, que es el amor conyugal y familiar", añadió

Durante la jornada, se dio lectura al mensaje enviado por el Papa Benedicto XVI a los participantes. El Santo Padre los exhortó a dar "un incondicional sí a la vida", y pidió a los esposos "disponibilidad y abnegada entrega, y confianza mutua, fiel y fecunda".

La jornada concluyó con el rezo del Santo Rosario por la explanada, acompañando a la imagen peregrina de la Virgen de Torreciudad, y la Bendición con el Santísimo Sacramento.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Adopción por parte de homosexuales es marcha atrás en Uruguay, advierte Obispo

El Vicepresidente de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU), Mons. Rodolfo Wirz, lamentó la reciente aprobación por parte del Senado de la ley que permite la adopción de niños por parte dee homosexuales y señaló que esta medida "es una decisión equivocada que va a perjudicar a toda la sociedad pero en especial a nuestros niños" y constituye "una marcha atrás para el desarrollo".

En declaraciones a ACI Prensa, el también Obispo de Maldonado, reiteró el respeto que tiene la Iglesia por las personas homosexuales pero precisó que cuando se trata el tema de la "adopción, es decir, de tutelar la educación de un niño o de una niña en la que está en juego la identidad, la complementación entre lo que es paternidad y maternidad, más allá del ámbito religioso, consideramos (que esta medida) no corresponde, es contraproducente y no favorece a nuestra sociedad".

"Creo que esta aprobación del proyecto de ley es una marcha atrás para el desarrollo de la sociedad. Además, ser el primer país latinoamericano en que se aprueba esta ley a favor de la adopción de los homosexuales no es ningún punto a favor, al contrario es lamentable, triste, porque así no se ayuda a aquellos niños o niñas que necesitan ser adoptados", dijo el Prelado en consonancia a lo expresado en agosto por el Arzobispo de Montevideo, Mons. Nicolás Cotugno, quien explicó las graves consecuencias de esta ley.

"Más allá de la Iglesia, toda la ciudadanía va a ser afectada. En este punto está en juego la educación de la vida humana", agregó.

Defensa de la familia

Ante esta medida, Mons. Wirz también señaló que "en la dimensión humanista es necesario defender la familia, no sólo como célula de la Iglesia sino célula de la sociedad, como la Constitución lo reconoce".

Es necesario, explicó, "defender esa relación estable entre un hombre y una mujer que tienen que ser fecundos física o espiritualmente, a través de la adopción. La familia necesita todo el apoyo legal, todo el aprecio de la sociedad, todo el aporte de la Iglesia en su dimensión espiritual, para que se consolide, para que siga siendo la célula base, porque sino entramos en un tema en que nos empantanamos".

Finalmente el Vicepresidente de la CEU aseguró a ACI Prensa que "sin duda la familia, más que antes, necesita un apoyo una defensa cada vez más explicita y directa. Creo que sobre este tema hay que hablar con claridad porque es algo que nos toca a todos. A la vez hay que hablarlo con cordialidad haciendo ver que es un beneficio la relación estable entre un hombre y una mujer, que forman un matrimonio".