sábado, 15 de mayo de 2010

La Santa Sede, pionera de la diplomacia mundial

Madrid (España), 13 May. 10 (AICA)

Basílica de San Pedro

Basílica de San Pedro

"La Santa Sede fue la primera en la puesta en marcha de una diplomacia". A esta conclusión llegó el doctor Marcus V. Brito de Macedo, en la presentación del libro "La diplomacia pontificia como servicio petrino y su participación en la Organización de las Naciones Unidas", que se realizó en Madrid en presencia del cardenal Renato Raffaele Martino, quien estuvo más de cuarenta años al servicio de la diplomacia vaticana.
Si bien la Santa Sede constituye la diplomacia más antigua del mundo, al mismo tiempo está en continua evolución. "A inicios del siglo XX, la Santa Sede mantenía relación bilateral con 15 naciones. Hoy se relaciona con 178 países", destacó el autor durante la presentación de su obra, fruto de sus trabajos de investigación que dieron lugar a su tesis de doctorado, presentada en junio de 2009 ante un tribunal presidido por el entonces Nuncio en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro, hoy Secretario de la Congregación de Obispos.
El libro, editado por Librería Editrice Vaticana, se basa en la tesis doctoral del autor que fue dirigida por el profesor Lozano Bartolozzi de la Universidad de Navarra. Para el joven doctor, la diplomacia pontificia se caracteriza por su misión pastoral y religiosa, "donde aspira a ser escuchada por todos e influir en particular sobre las conciencias", y subrayó "la autoridad moral de la Santa Sede con el estatus de Observador permanente, lo cual no significa que no pueda ser miembro efectivo de la ONU, sino que prefiere tal posición para no confrontarse con las demás naciones y ser la voz de la conciencia a los distintos gobiernos".
Según Marcus Brito, la diplomacia pontificia ha de estar compuesta por "sacerdotes que sean hombres de Iglesia, que encuentren en esta discreta labor el sentido de una entrega a una vida de santidad y esperanza para todos los pueblos". A este propósito, el doctor Brito de Macedo afirma que la Iglesia es “experta en humanidad”.
Marcus Vinicius Brito de Macedo nació en 1981 en Río de Janeiro (Brasil). Después de estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Federal de Río de Janeiro, con prácticas de Política Internacional en la Oficina de Comunicación de las Naciones Unidas (Brasil), fue enviado por su obispo a España, en 2004, para cursar los estudios eclesiásticos en la Universidad de Navarra, con una beca del Centro Académico Romano Fundación. Compaginó el quinquenio filosófico-teológico con el doctorado civil.+



jueves, 6 de mayo de 2010

La Patria es un don, la Nación una tarea

Declaración de la 155º Comisión Permanente del la Conferencia Episcopal Argentina

1. La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. También nosotros, como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer.
2. La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales. “Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social". La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común.
3. Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee “en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”. Por ello, es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad.
4. La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compromete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria.
5. Los cristianos invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a nosotros en la oración para invocar al Señor, que es la fuerza de su pueblo, y a pedirle por nuestra querida Patria argentina: “Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre” Una vez más ponemos estos deseos y esperanzas en las manos de Nuestra Madre de Luján.
155º Comisión Permanente
Buenos Aires, 10 de marzo de 2010